El Eneagrama es una herramienta de autoconocimiento y desarrollo personal que se basa en la idea de que todos tenemos una de nueve tipos de personalidad posibles. Cada uno de estos tipos tiene una serie de características distintivas que influyen en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Pero, más importante que cualquier otra cosa, estos estilos de personalidad están construidos por unas motivaciones de las cuáles no somos conscientes; por eso, aunque todos seamos muy diferentes en la superficie, en el fondo, lo que nos motiva puede ser lo mismo.
El origen del Eneagrama no está claro, pero se cree que proviene de las enseñanzas sufíes y del cuarto camino, una corriente espiritual desarrollada por George Gurdjieff. En la década de 1950, Oscar Ichazo, un místico boliviano, comenzó a desarrollar el Eneagrama moderno y posteriormente lo adaptaron diversos psicólogos y psiquiatras para crear el modelo de personalidad que conocemos actualmente. Desde entonces, esta herramienta se ha utilizado en todo el mundo para el autoconocimiento, la psicoterapia, el crecimiento personal e, incluso, el desarrollo espiritual.
Es importante tener en cuenta que el Eneagrama no es una fórmula mágica que nos dice quiénes somos o cómo debemos actuar. Es simplemente una herramienta que nos ayuda a comprender nuestra personalidad y a utilizar esa comprensión para tener mayor consciencia y crecer como personas.
Al trabajar con el Eneagrama, aunque solo existen 9 tipos de personalidad, es importante no etiquetarnos a nosotros mismos o a los demás de manera limitante. Estas motivaciones nos hablan de tendencias, pero no significa que a través de un trabajo amoroso y consciente no podamos darle un rumbo diferente a estas tendencias. Cada tipo de personalidad en el Eneagrama tiene fortalezas y debilidades, y ninguna es mejor o peor que otra. Todos tenemos la capacidad de desarrollar aspectos de nuestra personalidad que nos permitan alcanzar nuestros objetivos y ser la mejor versión de nosotros mismos.